domingo, 10 de noviembre de 2013

El cementerio británico de Huelva

Con la presencia de las compañías mineras extranjeras a partir de las últimas décadas del siglo XIX, se ve incrementada la colonia de ingleses y alemanes en nuestra provincia, por lo que esto fue un acicate más para los anglicanos y presbiterianos en buscar una solución a tener un lugar digno en que descansar y celebrar sus rituales acordes a su fe. Es por ello que se instauran los cementerios de Tharsis, Bella Vista (Riotinto) y Huelva, así como alguna capilla como la de Bella Vista en Riotinto perfectamente conservada al día de hoy.
En Huelva, la colonia inglesa realiza al Ayuntamiento de la capital una primera solicitud de construcción de un cementerio junto al católico de San Sebastián en 1868, por mediación de vicecónsul inglés Eduardo Díaz. Esta petición estuvo basada y argumentada en el aumento de súbditos ingleses en nuestra ciudad, pero fue desestimada por las autoridades municipales alegando utilizar dichos terrenos para la ampliación del cementerio de San Sebastián.
Con la apertura de las Minas de Riotinto por la Rio Tinto Company Limited, la colonia inglesa en Huelva se ve incrementada.

No obstante, el vicecónsul inglés no ceja en su empeño y cursa nueva solicitud en marzo de 1874 (según consta en el expediente incoado de Cementerio Inglés en 1874 en el Archivo Municipal de Huelva), esta vez con instancia a comprar dicho terreno para la construcción del tan ansiado y demandado cementerio. Para ello, el Ayuntamiento solicita un plano de demarcación del terreno a ocupar, el cual se presenta y, que en virtud al examen posterior por parte de las autoridades municipales, éstas dictan una serie de requisitos que Eduardo Díaz estimó que no se deberían dar, puesto que ya con anterioridad se había donado dicho terreno de palabra sin documento de cesión.
En estos tiras y aflojas, el Ayuntamiento insta a que en un plazo estimado se debería pronunciar en la aceptación o no en cuanto a esa serie de requisitos, por lo que el Vicecónsul, a tenor de las necesidades que imperaban acepta las condiciones que se le imponían para la compra de dichos terrenos.
Una vez más, aún ya cumplido los primeros requisitos, aparece otro nuevo requerimiento en 1874 y era el de la modificación de los planos presentados, donde se debería recoger, en base a una orden del Ministerio de la Gobernación de 1872 y, que afectaba a la construcción de cementerios y que se construyesen junto a los cementerios católicos, que deberían tener una puerta de acceso distinta a la del católico. Este fue otro inconveniente que llevó al Vicecónsul a elevar una nueva propuesta de modificación del plano en función de las dificultades de acceso que tenía el lugar propuesto por el Ayuntamiento. De nuevo es rechazada dicha propuesta en abril de 1875.
Al final se construyó anexo al cementerio católico, ocupando una superficie de 3.650 m2, con entrada independiente al católico.

Con la apertura de las Minas de Riotinto por la Rio Tinto Company Limited, la colonia inglesa en Huelva se ve incrementada con aquellos que hacían las labores de embarque, así como otros súbditos alemanes que llegaron a nuestra provincia, montaron negocios en nuestra ciudad (pesquerías, industrias de abonos, etc.) e incluso compraron terrenos para asentarse casi de una manera definitiva. Por tanto, es posible que debido a esta gran presencia y a las insistencias de parte del Staff de la RTCL residentes en la capital hacia las autoridades municipales, contribuyera a una resolución definitiva de la cuestión del cementerio, que se puede deducir a partir de la aprobación del plano presentado y que dio lugar al comienzo de las obras en noviembre de 1875.
Es así como el cementerio inglés de Huelva puedo construirse de acuerdo a la normativa legal existente, pero a los pocos años, debido a la expansión de la ciudad se plantea el traslado de ambos (cementerio católico e inglés) debido a la ya cercanía de dichos cementerios al centro de la ciudad y a las nuevas construcciones en sus alrededores. Comienza por tanto un nuevo periplo en donde se tenía que trasladar a la ubicación existente hoy día junto al actual cementerio de La soledad, pero antes se debería resolver el tema de la permuta de terrenos (según consta en documentos del Archivo Municipal de Huelva), por lo que en enero de 1932 se acuerda dicha permuta, consistente en la valoración de los terrenos ocupados hasta la fecha y los que ocuparía junto al nuevo de La Soledad. Se debería clausurar el viejo (junto con el de San Sebastián) y realizar el traslado de los restos a la nueva ubicación bajo ciertas condiciones que puso el Ayuntamiento, donde destacaban que sería el propio consulado el que debería efectuar la limpieza y el mantenimiento del nuevo, así como otro punto (el cual nunca se llegó a cumplir) consistente en que en el cementerio británico se destinaría exclusivamente al enterramiento de súbditos ingleses.
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Al final se construyó anexo al cementerio católico, ocupando una superficie de 3.650 m2, con entrada independiente al católico y bajo la custodia y administración del Consulado Británico, el cual intentó transferirlo al Ayuntamiento de Huelva en 1998 (cosa que no dio lugar) y es cuando, por reducción de los consulados (en este caso el Consulado Británico en Sevilla) es transferido a la Iglesia Española Reformada Episcopal que ostenta hoy día todas las competencias, transferencia recogida en su día en un documento donde, entre otras cosas, resaltaba que se debería hacer cargo de la preservación y conservación del mismo, comprometiéndose para siempre en mantener la identidad británica de dicho cementerio.
El deterioro y abandono de dicho cementerio a la fecha es palpable y, ni con la idea que se tuvo en su momento de formar una especie de sociedad entre las distintas colonias inglesas, alemana y francesa para llevar a cabo una cierta recaudación para su mantenimiento, ni con la persistencia llevada a cabo por Pedro Weickert e Isabel Naylor ante la Iglesia Española Reformada Episcopal han dado los resultados esperados para su adecentamiento.
Hay que tener en cuenta que la colonia inglesa y alemana en Huelva se ha visto mermada en número y que esto no debería ser un problema para que dicha Iglesia acometiese lo que en su día se recogió en documento de transferencia, ya que al fin y al cabo siguen siendo personas humanas las que se encuentran en dicho cementerio, independientemente de sus ritos y creencias, es para muchos un símbolo de la historia moderna de Huelva, que al igual que el cementerio católico, se merece estar igual y que pueda ser visitado decentemente por familiares lejanos a los que se encuentran allí enterrados o, incluso más, poder ser un elemento integrante para el turismo, el turismo de la huella inglesa en Huelva.
El ayuntamiento pedáneo de Tharsis se ha hecho cargo sin problemas por parte de la compañía y otros, del cementerio de igual índole ubicado en Tharsis; recientemente el ayuntamiento de Riotinto se ha hecho con la propiedad del cementerio británico de Bella Vista, el cual comenzará su rehabilitación en otoño próximo, es el de Huelva el único de los tres cementerios británicos existente en la provincia el que no se va a poder restaurar y adecentar?.
Puestos en contacto con la Concejalía correspondiente del Ayuntamiento de Huelva, no existe ningún inconveniente por parte del mismo en asumir el mantenimiento y adecentamiento del mismo, siempre y cuando dicho cementerio revierta en propiedad al Ayuntamiento y es aquí donde insto a ambas instituciones e incluso a los grupos, familias y demás personas sensibilizados con el tema a que se ponga buena voluntad en ello para así ver pronto y en todo sus resplandor (como el cementerio católico) el llamado Cementerio Inglés de Huelva. Llegado el caso, sería interesante que se pusieran en claro normas y demás derechos administrativos para no llegar a una situación tal y como ocurrió en sus comienzos.
¿No sería interesante que dicho cementerio tuviese un acceso por el interior del católico (cerrando el acceso actual exterior), por lo que estaría más reguarnecido y sería otro punto de interés turístico para aquellos que visitan la tumba de William Martin y Sundheim, encontrar al lado el acceso a las tumbas de personajes ingleses como parte de la familia MacKay, Roediger, Kaesmacher, etc?., no obstante esto sería una parte secundaria, ya que la principal desde mi punto de vista es la rehabilitación de este espacio y su adecentamiento. Al igual que en el cementerio católico se encuentra personalidades onubenses ilustres, en el cementerio inglés se encuentran otros tan ilustres que participaron en el resurgir de la provincia gracias a su aportación en la industrialización y crecimiento de nuestra ciudad, como ocurrió en otras provincias como Málaga, Bilbao, etc.
Llegado el momento (porque todos tenemos nuestro momento) los últimos súbditos ingleses y alemanes anglicanos les gustaría descansar en dicho cementerio, pero ¿en las condiciones en que está?, por favor…, un poco de sensibilidad hacia estas personas, porque al fin y al cabo son personas.
Para profundizar más sobre el tema, se recomienda la obra reciente de Consuelo Domínguez Domínguez (2013): “In Loving Memory”: Una mirada a nuestro pasado minero: Los cementerios británicos de Huelva.
Huelva Buenas Noticias, 23 de julio de 2013

sábado, 9 de noviembre de 2013

Henry Doetsch, aquel desconocido?



Henry Doetsch (31 enero 1839/25 mayo 1894) fue un industrial nacido en Alemania que vivió en Londres.
Heinrich Moritz Doetsch (se verdadero nombre) nace en el “Burghof” de Kärlich (casa solariega del siglo XVII que la familia tenía en Kärlich, Mülheim-Kärlich, Weißenthurm, Rheinland) el 31 de Enero de 1839, nieto de Johann Heinrich e hijo de Johann Balthasar Doetsch y de Anna Mannheim. Su padre, Johann Balthasar, al que apodaban en la familia el »Grüsschen« (Abuelito), era un jugador empedernido, hasta tal punto que en la familia contaban como éste en 1830, después de una noche en el casino de Bad Ems, perdió casi todas sus propiedades en el juego y volvió a casa a pie desde Bad Ems hasta Kärlich, con su cochero (sin caballos ni carroza), hasta sin las hebillas de plata de los zapatos. Dejó a sus dos hijos Heinrich Moritz y Caspar una herencia cargada de deudas, lo que puede aclarar por qué cada hijo mayor de las dos siguientes generaciones buscara trabajo en el extranjero, en España concretamente.
El hijo mayor, Heinrich Doetsch, que sufría de una afección pulmonar, buscó fortuna en el extranjero y cambió con 23 años el Rheinland por Andalucía, con la esperanza de que el clima cálido del sur mejorara su débil salud.
Heinrich llegó como un joven comerciante a Sevilla en 1862 por mediación de su tío Moritz Willmar-Doetsch de Frankfurt (hijo de Johann Peter Doetsch, 1771–1835), el cual mantenía en España en los años 20 y 30 del siglo XIX una sucursal de la casa comercial “Wilhelm Friedrich Jaeger” de Frankfurt y, además, mantenía relaciones mercantiles con los hermanos Rothschild de Frankfurt (su padre Johann Peter Doetsch había fundado el comercio en Frankfurt alrededor del 1790). Previamente Heinrich había pasado un corto tiempo de aprendizaje en Liverpool y Londres; posiblemente ya conociera alli al que sería más adelante su socio Willhelm Sundheim (1840-1903) de Giessen, el cual en 1865 se afincó en Huelva y en 1866 se había casado con  Justa de la Cueva y Camporedondo, hija de Don Fernando de la Cueva y Cáceres; con ella tuvo los hijos Guillermito, Justita, Fernando y Carlos (Carlitos). Justa provenía de la antigua familia “de la Cueva” de La Palma del Condado, su padre era el Gobernador Don Fernando de la Cueva y Cáceres, su abuelo el político y latifundista Don Justo de la Cueva y Vargas. Don Jorge Rieken, también hombre de negocios residente en Huelva, había introducido a Wilhelm Sundheim en la casa la Cueva. En 1865 se trajo Sundheim a Heinrich Doetsch a Huelva, para fundar una firma con él: La casa comercial  »Sundheim y Doetsch«.
La situación cambió con la ayuda de las actividades de la casa comercial »Sundheim y Doetsch«, a la que la provincia y la ciudad de Huelva debe agradecer la mayor parte de su auge. Una vez que la empresa construye, en asociación con la casa de Londres »Matheson & Co.«, la linea ferroviaria Zafra-Huelva (Compañía del Ferrocarril de Zafra a Huelva), facilitando la conexión a través de la estación de Jabugo-Galaroza, de la zona del nacimiento del Odiel, Murtiga y Huelva con la capital de la provincia, llega el momento en que se piensa también en un mejor aprovechamiento del mármol de la zona de Fuenteheridos que se utilizó, entre otros, para la decoración interior de el Escorial.

En »Fuente Heridos« se encontraba Villa Onuba (hoy en día parque público con una frondosa y especial arboleda), que era la residencia de verano que a menudo visitaban la familia Sundheim y, más adelante, Carlos Doetsch y su familia.
Doetsch llevó a cabo una patente en Canadá para el proceso de extracción del cobre de su mena, registradas en septiembre de 1879, por lo que se vio involucrado en la minería y en la producción de cobre de Río Tinto por el llamado “proceso Doetsch”. Doetsch salió de España en el otoño de 1884, después de que él había invitado a su viejo amigo Fred Burnaby a pasar un mes en Huelva. Unas semanas más tarde Burnaby renunció a todos sus compromisos, y partió para el Sudán. Las tres veces que le ofrecieron el título de »Marqués de Río Tinto« por el rey español Alfonso XII se negó Henry Doetsch. Fue condecorado con la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. Para muchos, Doetsch había sido un compañero de viaje de la Infanta María de la Paz y la Infanta Eulalia de España. Henry Doetsch fue sucedido en el Grupo de Rio Tinto por su sobrino Carlos Doetsch (1870 - 1951), quien se casó en 1902 con Justita Sundheim de la Cueva, hija de Guillermo Sundheim y Justa de la Cueva y Camporedondo. La pareja con los niños Mercedes y Jorge vivieron en Huelva y Madrid.
En Londres Henry Doetsch vivió como un financiero respetado en el 7 de la calle New Burlington. Un anfitrión generoso y soltero notorio así como un gran coleccionista de obras de arte para lo cual abrió su casa y una galería de arte a un público selecto e interesado. Todavía en España Henry Doetsch comenzó a recoger las imágenes de los viejos maestros. Mantenerse en contacto con Bernard Berenson, obras maestras de grandes pintores estaban reunidos en la colección: Tiziano, Veronés, Reni Guido, Dolci, Lorenzo Lotto, Vecchio Palma, Pontormo, Bronzino, Andrea del Sarto, Van Dyck, Rubens, Brueghel, Rembrandt, Frans Hals, Wouwerman, Clouet y Holbein. Doetsch fue un amante de puros habanos, murió de neumonía el 25 de mayo de 1894 en Londres.