lunes, 31 de diciembre de 2012
sábado, 22 de diciembre de 2012
lunes, 17 de diciembre de 2012
Los Humos de Huelva
Cercanos al 125 aniversario del Año de los Tiros (4 de febrero, 1888-2013), ponemos al alcance de los lectores la obra casi desconocida de D. Juan Cornejo Carvajal “LOS HUMOS DE HUELVA”.
Juan Cornejo Carvajal, según consta en el Archivo Municipal de Zalamea la Real, nació en la calle Pie de la Torre el día 23 de marzo de 1864 a las 11 de la mañana. Miembro de una familia acomodada (sus abuelos, tanto paternos como maternos, eran destacados hacendados), sus ascendientes hunden sus raíces en Zalamea la Real (no olvidemos que sus apellidos mantienen una arraigada tradición en la localidad), destacando entre sus hermanos, María, Esperanza y Jesús, el papel del mayor, D. Honorio Cornejo Carvajal, Vicealmirante y Ministro de Marina durante la Dictadura del General Miguel Primo de Rivera.
El Padrón de habitantes del año 1865 nos indica que su familia no aparece registrada en la dirección en la que vivían desde 1860 (calle Cruz, número 3), y es por tanto cuando se puede encontrar que a partir de este año reside en Madrid, puesto que su padre, José Natalio Cornejo, abogado de profesión, se marcha a la capital en busca de trabajo. Allí suponemos que estudió periodismo, siendo con 26 años un periodista consolidado en la capital de España, hasta el punto que muchos autores lo catalogaban como “periodista madrileño”, por su prolífera pluma escribiendo asiduamente en los diarios madrileños.
Consecuente con los problemas de su tierra natal, de la que nunca se desvinculó, se alineó con aquellos que lucharon contra las calcinaciones al aire libre en las minas de Riotinto a través de la publicación de numerosos artículos en prensa en los diarios “El Clamor”, “El Reformista” y “Diario de Huelva” bajo el seudónimo de Cornouiller, convirtiéndose así en un antihumista más. De esta manera heredaba el espíritu de su padre, José Natalio Cornejo, que había ejercido de abogado de varios de los ayuntamientos de las localidades afectadas y de algunos particulares, elevando las quejas pertinentes al Gobierno por las nefastas consecuencias derivadas del proceso de las calcinaciones.
A finales del siglo XIX, los medios de comunicación tenían un papel social importante mediante la información y, en 1892, se publica en Madrid un folleto de este periodista zalameño, D. Juan Cornejo Carvajal donde exponía cómo la prohibición de las “teleras” donde se calcinaban las piritas de cobre de las minas de Riotinto, se había conseguido gracias a las quejas reiteradas del vecindario y a una violenta campaña de prensa; dicha obra llevaba por título “LOS HUMOS DE HUELVA”, cuya edición que presentamos se editó en el establecimiento tipográfico del Diario, sito en la calle Puerto 46 de Huelva.
El libro es una colección de artículos que se publicaron en estos diarios y viene acompañado de fotograbados y biografías de personajes en pro de la causa tales como Talero, Albareda, Romero Robledo, Conde Gomar, García Castañeda, etc., que se distinguieron por la defensa de la causa de los pueblos.
Otros datos sobre nuestro ilustre personaje (aunque son escasos y salteados en el tiempo) indican su acercamiento a la política y su vinculación con el Partido Reformista de Melquiades Álvarez desde su fundación en 1912, compartiendo experiencias con otros importantes militantes del reformismo inicial como Manuel Azaña, José Ortega y Gasset, Fernando de los Ríos o Benito Pérez Galdós. Ese mismo año sería designado vicepresidente de la Junta provisional de este partido, en el Distrito de Palacio de Madrid. Consolidando su posición política cuando se presentó por la Conjunción Republicano-socialista (como miembro del Partido Republicano Reformista) por el distrito de Palacio, en Madrid, en las elecciones de 1913.
Por otra parte, destaca su labor como taquígrafo y la publicación de la obra “Reseña histórica del arte taquigráfico” en 1889, resultado de su labor asidua en 50 años reuniendo más de 500 obras de taquigrafía española y extranjera, la cual donó a la Biblioteca Nacional costeando él mismo la edición, convirtiéndose así como la única obra de la historia de taquigrafía que se había publicado en España. Posteriormente fue miembro de la Sección central del Instituto Hipanoamericano de Taquigrafía, desde donde impulsó el estudio de la técnica y motivó fervientemente a los interesados al uso de la taquigrafía.
Es de reconocido derecho dar a conocer una de sus obras tan relacionada con la historia de nuestra Cuenca Minera.
Juan Cornejo Carvajal, según consta en el Archivo Municipal de Zalamea la Real, nació en la calle Pie de la Torre el día 23 de marzo de 1864 a las 11 de la mañana. Miembro de una familia acomodada (sus abuelos, tanto paternos como maternos, eran destacados hacendados), sus ascendientes hunden sus raíces en Zalamea la Real (no olvidemos que sus apellidos mantienen una arraigada tradición en la localidad), destacando entre sus hermanos, María, Esperanza y Jesús, el papel del mayor, D. Honorio Cornejo Carvajal, Vicealmirante y Ministro de Marina durante la Dictadura del General Miguel Primo de Rivera.
El Padrón de habitantes del año 1865 nos indica que su familia no aparece registrada en la dirección en la que vivían desde 1860 (calle Cruz, número 3), y es por tanto cuando se puede encontrar que a partir de este año reside en Madrid, puesto que su padre, José Natalio Cornejo, abogado de profesión, se marcha a la capital en busca de trabajo. Allí suponemos que estudió periodismo, siendo con 26 años un periodista consolidado en la capital de España, hasta el punto que muchos autores lo catalogaban como “periodista madrileño”, por su prolífera pluma escribiendo asiduamente en los diarios madrileños.
Consecuente con los problemas de su tierra natal, de la que nunca se desvinculó, se alineó con aquellos que lucharon contra las calcinaciones al aire libre en las minas de Riotinto a través de la publicación de numerosos artículos en prensa en los diarios “El Clamor”, “El Reformista” y “Diario de Huelva” bajo el seudónimo de Cornouiller, convirtiéndose así en un antihumista más. De esta manera heredaba el espíritu de su padre, José Natalio Cornejo, que había ejercido de abogado de varios de los ayuntamientos de las localidades afectadas y de algunos particulares, elevando las quejas pertinentes al Gobierno por las nefastas consecuencias derivadas del proceso de las calcinaciones.
A finales del siglo XIX, los medios de comunicación tenían un papel social importante mediante la información y, en 1892, se publica en Madrid un folleto de este periodista zalameño, D. Juan Cornejo Carvajal donde exponía cómo la prohibición de las “teleras” donde se calcinaban las piritas de cobre de las minas de Riotinto, se había conseguido gracias a las quejas reiteradas del vecindario y a una violenta campaña de prensa; dicha obra llevaba por título “LOS HUMOS DE HUELVA”, cuya edición que presentamos se editó en el establecimiento tipográfico del Diario, sito en la calle Puerto 46 de Huelva.
El libro es una colección de artículos que se publicaron en estos diarios y viene acompañado de fotograbados y biografías de personajes en pro de la causa tales como Talero, Albareda, Romero Robledo, Conde Gomar, García Castañeda, etc., que se distinguieron por la defensa de la causa de los pueblos.
Otros datos sobre nuestro ilustre personaje (aunque son escasos y salteados en el tiempo) indican su acercamiento a la política y su vinculación con el Partido Reformista de Melquiades Álvarez desde su fundación en 1912, compartiendo experiencias con otros importantes militantes del reformismo inicial como Manuel Azaña, José Ortega y Gasset, Fernando de los Ríos o Benito Pérez Galdós. Ese mismo año sería designado vicepresidente de la Junta provisional de este partido, en el Distrito de Palacio de Madrid. Consolidando su posición política cuando se presentó por la Conjunción Republicano-socialista (como miembro del Partido Republicano Reformista) por el distrito de Palacio, en Madrid, en las elecciones de 1913.
Por otra parte, destaca su labor como taquígrafo y la publicación de la obra “Reseña histórica del arte taquigráfico” en 1889, resultado de su labor asidua en 50 años reuniendo más de 500 obras de taquigrafía española y extranjera, la cual donó a la Biblioteca Nacional costeando él mismo la edición, convirtiéndose así como la única obra de la historia de taquigrafía que se había publicado en España. Posteriormente fue miembro de la Sección central del Instituto Hipanoamericano de Taquigrafía, desde donde impulsó el estudio de la técnica y motivó fervientemente a los interesados al uso de la taquigrafía.
Es de reconocido derecho dar a conocer una de sus obras tan relacionada con la historia de nuestra Cuenca Minera.
Dicha obra se puede conseguir a través de: http://www.librosagotados.es
lunes, 26 de noviembre de 2012
Barrio de Bella Vista (V)
Morfología
Se pueden distinguir cuatro formas de asentamientos en el Barrio de Bellavista que provocan de forma clara cuatro áreas morfológicas.
La primera podríamos definirla como de asentamiento lineal adosado de uso residencial. Este tipo de asentamiento es el mayoritario en número de viviendas y superficie ocupada. Las viviendas ya analizadas con anterioridad conforman una uL" con lados en ángulo recto. La disposición de jardín delantero y patio trasero conforman un conjunto urbano asimilable a ciudad jardín lineal.
En la zona suroeste del barrio y en lo que los datos históricos hacen pensar en que se trató de un añadido final al mismo, se encuentra un conjunto de viviendas pareadas donde se observa un menor orden que quizás provenga del corto número de las mismas. Se trata de ocho viviendas dispuestas alrededor del jardín principal de Bellavista; seis de ellas conforman un conjunto cerrado donde las dos viviendas centrales se distinguen de las cuatro laterales, que aparecen inflexionadas mostrando, por lo tanto, una disposición simétrica. Las dos viviendas restantes aparecen giradas respecto a las seis anteriores, conservando en sus líneas esenciales los elementos básicos de la estructura original. A pesar de la distinta disposición se siguen manteniendo conceptos ya empleados en las viviendas en hileras, tales como el contacto directo con la naturaleza a través de los jardines y corrales de las mismas.
Como remate norte de este conjunto y de forma aislada, en la zona nordeste se encuentra otro modelo de asentamiento. Se trata de viviendas dispuestas de forma aislada sobre parcelas acotadas independientemente. El ejemplo más característico de este modelo es la Casa del General Manager.
La primera podríamos definirla como de asentamiento lineal adosado de uso residencial. Este tipo de asentamiento es el mayoritario en número de viviendas y superficie ocupada. Las viviendas ya analizadas con anterioridad conforman una uL" con lados en ángulo recto. La disposición de jardín delantero y patio trasero conforman un conjunto urbano asimilable a ciudad jardín lineal.
En la zona suroeste del barrio y en lo que los datos históricos hacen pensar en que se trató de un añadido final al mismo, se encuentra un conjunto de viviendas pareadas donde se observa un menor orden que quizás provenga del corto número de las mismas. Se trata de ocho viviendas dispuestas alrededor del jardín principal de Bellavista; seis de ellas conforman un conjunto cerrado donde las dos viviendas centrales se distinguen de las cuatro laterales, que aparecen inflexionadas mostrando, por lo tanto, una disposición simétrica. Las dos viviendas restantes aparecen giradas respecto a las seis anteriores, conservando en sus líneas esenciales los elementos básicos de la estructura original. A pesar de la distinta disposición se siguen manteniendo conceptos ya empleados en las viviendas en hileras, tales como el contacto directo con la naturaleza a través de los jardines y corrales de las mismas.
Como remate norte de este conjunto y de forma aislada, en la zona nordeste se encuentra otro modelo de asentamiento. Se trata de viviendas dispuestas de forma aislada sobre parcelas acotadas independientemente. El ejemplo más característico de este modelo es la Casa del General Manager.
Por último, se localiza una última área morfológica que, a diferencia de las anteriormente mencionadas, no tiene uso residencial. Se trata de una zona con uso de equipamiento localizada en la cuña que forman los dos brazos de la “L" de viviendas adosadas. En esta zona se localizan edificios aislados de servicio al barrio tales como el Club Social y la Capilla. Entre los edificios, se localizan zonas de ocio, paseo, jardines, pistas de tenis y piscina.
domingo, 21 de octubre de 2012
Huelva suma otro Lugar de Interés Industrial
El Consejo de Gobierno ha acordado inscribir en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, con la tipología de Lugar de Interés Industrial, el muelle-cargadero y núcleo urbano del Puerto de la Laja, el antiguo trazado del ferrocarril minero y el poblado de la Cañada del Sardón, en el municipio onubense de El Granado. Este conjunto, representativo del patrimonio industrial de los siglos XIX y XX en la provincia de Huelva, ocupa una superficie protegida de 24,8 hectáreas y abarca tanto los barrios mineros de la Laja y del Sardón, con su singular organización en cuarteladas; el muelle-cargadero de mineral a orillas del río Guadiana, y la línea de ferrocarril que comunica ambos asentamientos, hoy convertida en vía verde.
Todo el complejo
minero asociado a estas instalaciones fue promovido fundamentalmente por
dos compañías extranjeras; la inglesa 'The Bede Metal & Chemical
Company Limited', en el siglo XIX, y la francesa 'Société Anonyme Saint
Gobain, Chauney et Cirey', a principios del XX. El muelle-cargadero del
Puerto de la Laja se construyó en 1858 para dar salida al mineral
extraído de las minas de Herrerías, La Isabel, Cabeza del Pasto y Santa
Catalina, localizadas en los términos de El Almendro, Puebla de Guzmán y
El Granado.
Sus instalaciones, que fueron ampliadas y modernizadas en la segunda década del siglo XX, aprovechan la pendiente natural de la ribera y constan de tres partes escalonadas bien diferenciadas: la plataforma donde se asentaba la maquinaria, de 150 metros de longitud y adaptada al perfil curvo del cauce fluvial; un segundo espacio de nivel intermedio que servía para acopio y recepción del material, y el edificio de almacenaje.
Sus instalaciones, que fueron ampliadas y modernizadas en la segunda década del siglo XX, aprovechan la pendiente natural de la ribera y constan de tres partes escalonadas bien diferenciadas: la plataforma donde se asentaba la maquinaria, de 150 metros de longitud y adaptada al perfil curvo del cauce fluvial; un segundo espacio de nivel intermedio que servía para acopio y recepción del material, y el edificio de almacenaje.
jueves, 18 de octubre de 2012
Zona Patrimonial Cuenca Minera Riotinto-Nerva
Consejo de Gobierno, 16/10/2012
El Consejo de Gobierno ha acordado hoy inscribir en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, con la categoría de Zona Patrimonial, la Cuenca Minera de Riotinto-Nerva (Huelva), uno de los principales enclaves históricos de la minería europea y de los inicios de la Revolución Industrial en España.
El nuevo enclave protegido, con una superficie total de 3.612 hectáreas, reúne bienes arqueológicos, arquitectónicos, industriales, naturales y culturales que ponen de manifiesto la huella dejada en el paisaje por la actividad extractiva a lo largo de la historia y, especialmente, a partir de la presencia británica en el siglo XIX. Entre ellos destacan la gran explotación a cielo abierto de Corta Atalaya, el barrio inglés de Bellavista y el complejo fabril y ferroviario de Zarandas-Naya.
Dado el carácter determinante de la minería en la conformación de este legado, las normas de protección aprobadas se dirigen también a favorecer e impulsar el desarrollo del sector sin impedimentos, en convivencia con la preservación de los valores culturales.
La Cuenca Minera de Riotinto-Nerva es, después del paraje jiennense de Otíñar, el segundo Bien de Interés Cultural que se inscribe con la tipología de Zona Patrimonial. Esta figura de protección recogida en la Ley 14/2007 de Patrimonio Histórico de Andalucía, tiene como fin preservar aquellos territorios o enclaves que integran bienes diversos y de diferentes épocas, además de ofrecer posibilidades de uso y disfrute para la ciudadanía.
Explotada desde hace 5.000 años, la zona ofrece uno de los panoramas más completos para conocer la evolución de las técnicas extractivas y metalúrgicas en Europa. Los primeros vestigios se remontan al periodo Calcolítico (dolmen de La Lancha) y a la Edad del Bronce (yacimientos de Tres Águilas y La Parrita), aunque es en época romana cuando se inicia la explotación masiva y Riotinto se convierte en uno de los distritos mineros más importantes del mundo antiguo. Testimonios de ello son las galerías que aún se conservan en Corta Dehesa, Corta Salomón o Peña de Hierro.
No obstante, el actual paisaje de la Cuenca comenzó a configurarse en 1873, cuando la empresa británica 'Rio Tinto Company Limited' (RTCL) adquirió las minas al Estado español e implantó sofisticados sistemas de extracción a cielo abierto, a la vez que ejercía un rígido control social sobre la comarca. El consiguiente cambio cultural incidió en las relaciones laborales y sociales hasta el punto de determinar los primeros hitos de la organización sindical de los obreros en Andalucía.
La zona protegida se reparte entre los términos municipales de Minas de Riotinto, Nerva y El Campillo, y está integrada por siete sectores: las explotaciones a cielo abierto de Corta Atalaya y Cerro Colorado; el complejo de transformación del mineral de Zarandas-Naya; los embalses y depósitos situados al noroeste de Cerro Colorado; los trazados ferroviarios de la 'Rio Tinto Company Limited' y de Peña de Hierro; la explotación de Peña de Hierro; los núcleos urbanos vinculados a la actividad minera, y otros ámbitos diseminados de yacimientos arqueológicos de épocas prehistórica y romana.
Además de estas áreas, el decreto de la nueva Zona Patrimonial incluye también numerosos bienes muebles, fundamentalmente material ferroviario, maquinaria minera, documentos y piezas arqueológicas, industriales, etnológicas y geológicas. Como bien inmaterial estrechamente vinculado a los valores simbólicos de los trabajadores mineros, se incluye la fiesta denominada de la Esquila.
Paisaje único
De los siete sectores de la Zona Patrimonial, destaca por su espectacularidad el de Corta Atalaya y Cerro Colorado (1.377 hectáreas), donde el desarrollo de la actividad minera originó un paisaje único marcado por la belleza cromática de sus desoladas cortas y escombreras, impregnadas de tonos rojos, ocres, amarillos, morados y verdeazulados. Con 1.243 metros de diámetro y 335 metros de profundidad, Corta Atalaya es la explotación a cielo abierto más grande de Europa y la tercera del mundo tras Bringham Canyon (Utah, Estados Unidos) y Chuquicamata (Chile).
Además de las dos grandes explotaciones, en este sector se ubican también enclaves singulares como el cementerio de Minas de Riotinto (1917), la central eléctrica (1926), los espectaculares vacies de estériles del Filón Norte y el Filón Sur, así como numerosos yacimientos arqueológicos de época romana, como la necrópolis de la Dehesa, las galerías mineras de la Dehesa y Salomón, el fortín de El Castillejo, el asentamiento de Alto de la Mesa y los yacimientos de Corta del Lago y Tres Cruces.
La segunda área más extensa la Zona Patrimonial, con 992 hectáreas, es la de Zarandas-Naya, donde las labores de transformación del mineral originaron un paisaje artificial de escoriales, escombreras, chimeneas de fundición y vestigios de infraestructuras fabriles y ferroviarias. A principios del siglo XX, este enclave concentró los trabajos de trituración, cribado y preparación del mineral para su carga en tren hasta el puerto de Huelva. Numerosos bienes muebles conservados 'in situ' dan testimonio de esta actividad. Entre ellos destacan las locomotoras y las grúas de vapor, además de gran cantidad de vagones de transporte y de máquinas relacionadas con la actividad transformadora.
Tanto Corta Atalaya y Cerro Colorado como Zarandas-Naya conservan el grueso de las instalaciones mineras y fabriles de la Cuenca. Entre ellas destacan el edificio depósito de Bomba Cornish, el Plano inclinado Tío Jaime, los Talleres Mina, la Fundición de Piritas, la Chimenea de Piritas y los malacates de Pozo Alfredo, Masa Planes y Pozo Rotillo.
Por su parte, la zona de embalses y depósitos de estériles situada al oeste de Cerro Colorado (748 hectáreas), presenta como principal valor su fácil identificación con la singularidad cromática y paisajística de la Cuenca Minera, así como su interés para comprender el proceso de transformación radical del medio. Este sector incluye las presas del Cobre, Aguzadera y Gossan. La primera de ellas embalsaba el agua residual, mientras que las otras dos se destinaron a almacenar estériles de cobre y gossan, respectivamente.
La huella británica
El cuarto sector, con una extensión de 92 hectáreas, se conforma en torno a los trazados de dos ferrocarriles mineros: la vía general de la RTLC hacia Huelva (uno de los principales hitos de la Revolución Industrial en España) y el ramal del ferrocarril de Peña de Hierro, hacia las minas del Castillo de las Guardas. En ambas se conservan numerosos puentes, túneles y restos de talleres, cocheras y apeaderos. El área protegida de vía de la RTLC, actualmente explotada como recurso turístico hasta las proximidades de El Madroño, incluye también el tramo del río Tinto que fluye en paralelo.
En el norte de la Zona Patrimonial, el enclave de Peña de Hierro reúne en sus 329 hectáreas una representación a menor escala de los principales atractivos de la Cuenca Minera. Sus elementos más característicos son el nacimiento del río Tinto, la gran montera de gossan, los restos de galerías de época romana y las numerosas huellas dejadas por la compañía británica 'The Peña de Hierro Copper Mines Limited', que explotó el enclave durante la segunda mitad del siglo XIX.
En cuanto a los núcleos de población, la zona protegida por el Gobierno andaluz incluye el patrimonio arquitectónico y urbanístico más directamente vinculado al desarrollo minero, con una superficie total de 58 hectáreas. Dentro de este conjunto destacan por su contraste los elementos que evidencian la huella inglesa en el pueblo de Minas de Riotinto y en sus barrios y poblados mineros de El Valle, Alto de la Mesa, La Dehesa y Bellavista. Este último, destinado a los directivos e ingenieros de la RTLC y aislado de todos los demás, muestra un patrón totalmente importado de Gran Bretaña y en las antípodas de la arquitectura andaluza, con pistas de tenis, campo de golf, club y edificaciones típicamente inglesas como la capilla anglicana o el cementerio protestante.
Otros inmuebles destacados en el municipio de Minas de Riotinto son los del Museo Minero (antiguo hospital inglés), el Archivo Histórico Minero, la Casa Dirección, el economato, el colegio de Primaria, el mercado de abastos, la imprenta, la Iglesia de Santa Bárbara y el campo de fútbol, además de la necrópolis romana de Bellavista.
En Nerva la existencia de suelo privado dificultó la intervención de la RTCL y, por tanto, su expansión no estuvo sometida a planificación externa. De su núcleo urbano se incluyen en la zona patrimonial diversas edificaciones sin influencia inglesa, como el cementerio, la plaza de toros, el Círculo Mercantil o el convento Virgen de la Milagrosa.
Yacimientos y bienes muebles
Desde el punto de vista territorial, la Zona Patrimonial de la Cuenca Minera de Riotinto-Nerva se completa con diversos enclaves arqueológicos diseminados, que suman una superficie de 15 hectáreas. Entre ellos figuran el área arqueológica de La Chaparrita en Nerva y los asentamientos romanos del Padre Caro (término municipal de Minas de Riotinto) y El Fresnillo (El Campillo).,
Respecto a los bienes muebles, además de los localizados en Corta Atalaya, Cerro Colorado y Zarandas-Naya, destacan los que actualmente se conservan en el Museo Minero, el Archivo Histórico Minero y la Imprenta Chaparro.
El Museo Minero, abierto en 1992, alberga una completa colección de piezas arqueológicas, industriales, documentales, etnológicas y geológicas. Destacan por su singularidad una locomotora- grúa de vapor y el conocido como Vagón del Maharajah, construido en 1892 para los ferrocariles de la India.
Por su parte, en el Archivo Histórico Minero se custodian más de 28.000 documentos generados por las distintas compañías que han explotado las minas desde 1873 (la RTCL, la Compañía Española de Minas de Río Tinto, la Unión Explosivos Riotinto, Riotinto Patiño, Río Tinto Minera y Minas de Río Tinto, SAL), así como de otras empresas como The Peña Copper Mines y Electrolisis del Cobre (Mina Concepción).
Finalmente, como bien inmaterial de interés etnológico, el decreto de inscripción en el Catálogo General de Patrimonio Histórico incluye el rito de La Esquila, protagonizada por grupo de hombres que canta coplas alusivas a la Virgen del Rosario durante las nueve noches anteriores a su festividad. Esta expresión cultural supone una afirmación de formas de vida específicas de la sociedad andaluza autóctona frente a las impuestas por las compañías mineras inglesas.
La protección aprobada hoy para el patrimonio cultural de la Cuenca Minera de Riotinto-Nerva se suma a otras iniciativas adoptadas por el Gobierno andaluz con el fin de salvaguardar los valores ambientales de esta comarca. Así, en diciembre de 2004 la Junta declaró Paisaje Protegido los tramos medio y alto del río Tinto y su entorno, una franja de 57 kilómetros a lo largo de once municipios de las provincias de Huelva y Sevilla.
El Consejo de Gobierno ha acordado hoy inscribir en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, con la categoría de Zona Patrimonial, la Cuenca Minera de Riotinto-Nerva (Huelva), uno de los principales enclaves históricos de la minería europea y de los inicios de la Revolución Industrial en España.
El nuevo enclave protegido, con una superficie total de 3.612 hectáreas, reúne bienes arqueológicos, arquitectónicos, industriales, naturales y culturales que ponen de manifiesto la huella dejada en el paisaje por la actividad extractiva a lo largo de la historia y, especialmente, a partir de la presencia británica en el siglo XIX. Entre ellos destacan la gran explotación a cielo abierto de Corta Atalaya, el barrio inglés de Bellavista y el complejo fabril y ferroviario de Zarandas-Naya.
Dado el carácter determinante de la minería en la conformación de este legado, las normas de protección aprobadas se dirigen también a favorecer e impulsar el desarrollo del sector sin impedimentos, en convivencia con la preservación de los valores culturales.
La Cuenca Minera de Riotinto-Nerva es, después del paraje jiennense de Otíñar, el segundo Bien de Interés Cultural que se inscribe con la tipología de Zona Patrimonial. Esta figura de protección recogida en la Ley 14/2007 de Patrimonio Histórico de Andalucía, tiene como fin preservar aquellos territorios o enclaves que integran bienes diversos y de diferentes épocas, además de ofrecer posibilidades de uso y disfrute para la ciudadanía.
Explotada desde hace 5.000 años, la zona ofrece uno de los panoramas más completos para conocer la evolución de las técnicas extractivas y metalúrgicas en Europa. Los primeros vestigios se remontan al periodo Calcolítico (dolmen de La Lancha) y a la Edad del Bronce (yacimientos de Tres Águilas y La Parrita), aunque es en época romana cuando se inicia la explotación masiva y Riotinto se convierte en uno de los distritos mineros más importantes del mundo antiguo. Testimonios de ello son las galerías que aún se conservan en Corta Dehesa, Corta Salomón o Peña de Hierro.
No obstante, el actual paisaje de la Cuenca comenzó a configurarse en 1873, cuando la empresa británica 'Rio Tinto Company Limited' (RTCL) adquirió las minas al Estado español e implantó sofisticados sistemas de extracción a cielo abierto, a la vez que ejercía un rígido control social sobre la comarca. El consiguiente cambio cultural incidió en las relaciones laborales y sociales hasta el punto de determinar los primeros hitos de la organización sindical de los obreros en Andalucía.
La zona protegida se reparte entre los términos municipales de Minas de Riotinto, Nerva y El Campillo, y está integrada por siete sectores: las explotaciones a cielo abierto de Corta Atalaya y Cerro Colorado; el complejo de transformación del mineral de Zarandas-Naya; los embalses y depósitos situados al noroeste de Cerro Colorado; los trazados ferroviarios de la 'Rio Tinto Company Limited' y de Peña de Hierro; la explotación de Peña de Hierro; los núcleos urbanos vinculados a la actividad minera, y otros ámbitos diseminados de yacimientos arqueológicos de épocas prehistórica y romana.
Además de estas áreas, el decreto de la nueva Zona Patrimonial incluye también numerosos bienes muebles, fundamentalmente material ferroviario, maquinaria minera, documentos y piezas arqueológicas, industriales, etnológicas y geológicas. Como bien inmaterial estrechamente vinculado a los valores simbólicos de los trabajadores mineros, se incluye la fiesta denominada de la Esquila.
Paisaje único
De los siete sectores de la Zona Patrimonial, destaca por su espectacularidad el de Corta Atalaya y Cerro Colorado (1.377 hectáreas), donde el desarrollo de la actividad minera originó un paisaje único marcado por la belleza cromática de sus desoladas cortas y escombreras, impregnadas de tonos rojos, ocres, amarillos, morados y verdeazulados. Con 1.243 metros de diámetro y 335 metros de profundidad, Corta Atalaya es la explotación a cielo abierto más grande de Europa y la tercera del mundo tras Bringham Canyon (Utah, Estados Unidos) y Chuquicamata (Chile).
Además de las dos grandes explotaciones, en este sector se ubican también enclaves singulares como el cementerio de Minas de Riotinto (1917), la central eléctrica (1926), los espectaculares vacies de estériles del Filón Norte y el Filón Sur, así como numerosos yacimientos arqueológicos de época romana, como la necrópolis de la Dehesa, las galerías mineras de la Dehesa y Salomón, el fortín de El Castillejo, el asentamiento de Alto de la Mesa y los yacimientos de Corta del Lago y Tres Cruces.
La segunda área más extensa la Zona Patrimonial, con 992 hectáreas, es la de Zarandas-Naya, donde las labores de transformación del mineral originaron un paisaje artificial de escoriales, escombreras, chimeneas de fundición y vestigios de infraestructuras fabriles y ferroviarias. A principios del siglo XX, este enclave concentró los trabajos de trituración, cribado y preparación del mineral para su carga en tren hasta el puerto de Huelva. Numerosos bienes muebles conservados 'in situ' dan testimonio de esta actividad. Entre ellos destacan las locomotoras y las grúas de vapor, además de gran cantidad de vagones de transporte y de máquinas relacionadas con la actividad transformadora.
Tanto Corta Atalaya y Cerro Colorado como Zarandas-Naya conservan el grueso de las instalaciones mineras y fabriles de la Cuenca. Entre ellas destacan el edificio depósito de Bomba Cornish, el Plano inclinado Tío Jaime, los Talleres Mina, la Fundición de Piritas, la Chimenea de Piritas y los malacates de Pozo Alfredo, Masa Planes y Pozo Rotillo.
Por su parte, la zona de embalses y depósitos de estériles situada al oeste de Cerro Colorado (748 hectáreas), presenta como principal valor su fácil identificación con la singularidad cromática y paisajística de la Cuenca Minera, así como su interés para comprender el proceso de transformación radical del medio. Este sector incluye las presas del Cobre, Aguzadera y Gossan. La primera de ellas embalsaba el agua residual, mientras que las otras dos se destinaron a almacenar estériles de cobre y gossan, respectivamente.
La huella británica
El cuarto sector, con una extensión de 92 hectáreas, se conforma en torno a los trazados de dos ferrocarriles mineros: la vía general de la RTLC hacia Huelva (uno de los principales hitos de la Revolución Industrial en España) y el ramal del ferrocarril de Peña de Hierro, hacia las minas del Castillo de las Guardas. En ambas se conservan numerosos puentes, túneles y restos de talleres, cocheras y apeaderos. El área protegida de vía de la RTLC, actualmente explotada como recurso turístico hasta las proximidades de El Madroño, incluye también el tramo del río Tinto que fluye en paralelo.
En el norte de la Zona Patrimonial, el enclave de Peña de Hierro reúne en sus 329 hectáreas una representación a menor escala de los principales atractivos de la Cuenca Minera. Sus elementos más característicos son el nacimiento del río Tinto, la gran montera de gossan, los restos de galerías de época romana y las numerosas huellas dejadas por la compañía británica 'The Peña de Hierro Copper Mines Limited', que explotó el enclave durante la segunda mitad del siglo XIX.
En cuanto a los núcleos de población, la zona protegida por el Gobierno andaluz incluye el patrimonio arquitectónico y urbanístico más directamente vinculado al desarrollo minero, con una superficie total de 58 hectáreas. Dentro de este conjunto destacan por su contraste los elementos que evidencian la huella inglesa en el pueblo de Minas de Riotinto y en sus barrios y poblados mineros de El Valle, Alto de la Mesa, La Dehesa y Bellavista. Este último, destinado a los directivos e ingenieros de la RTLC y aislado de todos los demás, muestra un patrón totalmente importado de Gran Bretaña y en las antípodas de la arquitectura andaluza, con pistas de tenis, campo de golf, club y edificaciones típicamente inglesas como la capilla anglicana o el cementerio protestante.
Otros inmuebles destacados en el municipio de Minas de Riotinto son los del Museo Minero (antiguo hospital inglés), el Archivo Histórico Minero, la Casa Dirección, el economato, el colegio de Primaria, el mercado de abastos, la imprenta, la Iglesia de Santa Bárbara y el campo de fútbol, además de la necrópolis romana de Bellavista.
En Nerva la existencia de suelo privado dificultó la intervención de la RTCL y, por tanto, su expansión no estuvo sometida a planificación externa. De su núcleo urbano se incluyen en la zona patrimonial diversas edificaciones sin influencia inglesa, como el cementerio, la plaza de toros, el Círculo Mercantil o el convento Virgen de la Milagrosa.
Yacimientos y bienes muebles
Desde el punto de vista territorial, la Zona Patrimonial de la Cuenca Minera de Riotinto-Nerva se completa con diversos enclaves arqueológicos diseminados, que suman una superficie de 15 hectáreas. Entre ellos figuran el área arqueológica de La Chaparrita en Nerva y los asentamientos romanos del Padre Caro (término municipal de Minas de Riotinto) y El Fresnillo (El Campillo).,
Respecto a los bienes muebles, además de los localizados en Corta Atalaya, Cerro Colorado y Zarandas-Naya, destacan los que actualmente se conservan en el Museo Minero, el Archivo Histórico Minero y la Imprenta Chaparro.
El Museo Minero, abierto en 1992, alberga una completa colección de piezas arqueológicas, industriales, documentales, etnológicas y geológicas. Destacan por su singularidad una locomotora- grúa de vapor y el conocido como Vagón del Maharajah, construido en 1892 para los ferrocariles de la India.
Por su parte, en el Archivo Histórico Minero se custodian más de 28.000 documentos generados por las distintas compañías que han explotado las minas desde 1873 (la RTCL, la Compañía Española de Minas de Río Tinto, la Unión Explosivos Riotinto, Riotinto Patiño, Río Tinto Minera y Minas de Río Tinto, SAL), así como de otras empresas como The Peña Copper Mines y Electrolisis del Cobre (Mina Concepción).
Finalmente, como bien inmaterial de interés etnológico, el decreto de inscripción en el Catálogo General de Patrimonio Histórico incluye el rito de La Esquila, protagonizada por grupo de hombres que canta coplas alusivas a la Virgen del Rosario durante las nueve noches anteriores a su festividad. Esta expresión cultural supone una afirmación de formas de vida específicas de la sociedad andaluza autóctona frente a las impuestas por las compañías mineras inglesas.
La protección aprobada hoy para el patrimonio cultural de la Cuenca Minera de Riotinto-Nerva se suma a otras iniciativas adoptadas por el Gobierno andaluz con el fin de salvaguardar los valores ambientales de esta comarca. Así, en diciembre de 2004 la Junta declaró Paisaje Protegido los tramos medio y alto del río Tinto y su entorno, una franja de 57 kilómetros a lo largo de once municipios de las provincias de Huelva y Sevilla.
miércoles, 26 de septiembre de 2012
Barrio de Bella Vista (IV)
El espacio privado
El análisis del espacio privado en el Barrio de Bellavista se podría
decir que ya ha
comenzado en el anterior apartado, desde
el momento que se comenzó
a hablar del modelo
de implantación de las viviendas en el territorio con una gran relación
con el entorno natural circundante y capturando parte de dicha naturaleza en los jardines y patios
de las viviendas.
Estas viviendas, por lo general, se desarrollan en tres plantas, o mejor dicho, en dos plantas más la buhardilla, y son una traslación al sur de España de las llamadas "Semidetached houses". Por lo general, son casas con un frente medio de siete metros, que presentan hastiales en fachada, predominando también en las plantas bajas y avanzando sobre el jardín delantero miradores de tres caras.
Las primeras diez casas construidas, ya mencionadas con anterioridad y de las que posteriormente se construyeron otras diez, poseen un vestíbulo en planta baja, por el que se accede a otro, al que comunican dos habitaciones principales y una escalera. Estas estancias dan sus fachadas a la calle y al patio respectivamente. Cuentan como elemento característico para su caldeo una chimenea con tiros independientes. A continuación del mencionado vestíbulo, se encuentra la cocina y el lavadero, que cuenta igualmente con acceso al patio trasero. En este patio se halla una escalera, por la que se accede al sótano así como un almacén para el carbón y un aseo. En la planta alta se hallan dos habitaciones, que se ubican sobre las de planta baja y que, al igual que ellas, cuentan con chimenea con tiros independientes; en la zona situada sobre el hall de entrada se encuentra un vestidor y sobre la cocina, un dormitorio de dimensiones inferiores y un baño. Finalmente, en la buhardilla se halla el dormitorio para el servicio y un almacén general.
Las viviendas se disponen de forma pareada, empleándose el muro medianero como de carga para las dos viviendas. Dichos muros de carga están resueltos en pie y medio de ladrillo macizo y mampostería. Los forjados se resuelven con vigas de madera y entarimado como material de solería. La cubierta se resuelve a dos aguas, terminada en teja plana sobre pared de madera. Del tejado principal emergen tanto a fachada como hacia el patio trasero ventanas abuhardilladas con cubiertas contrarias y hastiales a fachada. Cabe destacar la austeridad en el tratamiento interior y la decoración de las mismas. Destaca, entre otros elementos, la chimenea, que cuenta con cuatro tiros independientes ejecutados en material cerámico.
La escalera es claramente británica. Su construcción en madera, con barandilla de madera igualmente, de un solo tramo en planta baja, pintada de blanco, forrado con duelas de madera el triángulo lateral, es una copia de las casas inglesas de finales del XIX, con poca fachada y tratamiento similar para las escaleras. Los suelos son entarimados de madera, a veces embreada lo que la hace contrastar con la blancura de las paredes o las barandillas; estos entarimados están muchas veces enmoquetados. Los cierras ingleses, construidos en una reforma posterior, están tratados al igual que los miradores británicos, con tres ventanales en caras a 120º, con pequeños cristales y cortinas interiores que proporcionan una luz tamizada y agradable.
El alzado de esta alineación de casas es muy bonito y recoge la idea victoriana de la «terraced house» muy simplificada y completamente blanca. Los huecos son tradicionales ingleses, verticales, con ventanas de madera acristaladas y postigos interiores pero presentan un recercado enfoscado y blanqueado que las refuerza y les da mayor carácter. El hueco del doblado es horizontal, para obtener mayor iluminación. Los bajantes están resueltos por el exterior, al estilo británico y las puertas de entrada son de claro diseño inglés, con montante acristalado superior, macizo inferior recuadrado y el resto acristalado, con postigo. Las chimeneas son específicamente inglesas, de ladrillo, con basamento regruesado, moldura central saliente y remate con pequeña cornisa. Dentro de ellas, cuatro tubos cerámicos conducen independientemente los tiros de las cuatro chimeneas de la casa. En apariencia son claramente extranjeras estas viviendas, pero sobrias y frías en su tratamiento austero de ausencia de adornos y molduras y empleo de la cal, frente al ladrillo rojo, la madera oscura y la teja roja en paramentos verticales al uso en Inglaterra. No se construyeron asimismo en principio los miradores exteriores de tres caras comunes a toda construcción inglesa, en aras de la sobriedad. Estos miradores se colocaron con posterioridad en algunas casas. La carpintería y los bajantes se pintaron de color verde, así como las cornisas de madera de la cubierta, lo que claramente difería de los tratamientos blancos ingleses. Pero es en el interior donde se aprecia un mundo ajeno a la construcción española (Aguilera, et al., 2003).
De estas casas alineadas y en la segunda etapa, de alrededor de 1895, se construyeron unas variantes con tejado a dos aguas, a la calle y a patio, y sin el altillo o doblado en última planta
Entre las últimas construcciones realizadas en el barrio de Bellavista, se encuentran los llamados "Bungalows". Se trata, al contrario que las viviendas anteriormente descritas, de edificaciones de una planta de altura que cuentan con dos crujías paralelas a la calle y, a diferencia de las viviendas de tres plantas, con dos cuerpos alargados hacia la zona trasera que dejan un patio central. El acceso a la vivienda se encontraba en el centro de la fachada, conectando con un vestíbulo al que abrían dos dormitorios, solución repetida en la Arquitectura tradicional andaluza.
El vestíbulo se continúa en la segunda crujía abriéndose a él dos dormitorios similares. Contaban con chimeneas resueltas dos a dos y con tiros independientes. Uno de los dormitorios traseros, que tiene el uso de sala, comunica con la cocina y el almacén. Inicialmente el ala trasera opuesta tenía su acceso a través del patio teniendo como uso el de dormitorio para el servicio, hallándose allí mismo el retrete y un almacén decarbón. El cuarto de baño tenía su acceso tanto desde el patio como desde uno de los dormitorios traseros.
La necesidad de iluminar y ventilar de forma natural los dormitorios traseros fue resuelta utilizando las fachadas laterales, con lo que estos bungalows se construyeron de dos en dos. Destacar, entre los elementos constructivos más importantes, las carpinterías de madera con característicos postigos y mosquiteros incluso en la puerta de acceso. La principal característica, sin embargo, eran las marquesinas que aparecían en las fachadas de las mismas. Se trata de unos porches o uverendahs" ejecutados con cubierta de madera en tabloncillos que descansan en vigas de madera delanteras que apoyan sobre pilares del mismo material. Los cartabones curvos a modo de refuerzo en las esquinas dan una imagen típica del conjunto y que cuenta con claros referentes en la arquitectura colonial inglesa tanto residencial como civil. La barandilla de madera, sita en el borde realizada con aspas en el mismo material, es igualmente reseñable. Elementos tales como celosías de madera entrecruzada por la que discurre y crecen los elementos vegetales, no deben ser olvidados, ya que son parte del modo de vida natural defendido por los habitantes del barrio.
Estas viviendas, por lo general, se desarrollan en tres plantas, o mejor dicho, en dos plantas más la buhardilla, y son una traslación al sur de España de las llamadas "Semidetached houses". Por lo general, son casas con un frente medio de siete metros, que presentan hastiales en fachada, predominando también en las plantas bajas y avanzando sobre el jardín delantero miradores de tres caras.
Las primeras diez casas construidas, ya mencionadas con anterioridad y de las que posteriormente se construyeron otras diez, poseen un vestíbulo en planta baja, por el que se accede a otro, al que comunican dos habitaciones principales y una escalera. Estas estancias dan sus fachadas a la calle y al patio respectivamente. Cuentan como elemento característico para su caldeo una chimenea con tiros independientes. A continuación del mencionado vestíbulo, se encuentra la cocina y el lavadero, que cuenta igualmente con acceso al patio trasero. En este patio se halla una escalera, por la que se accede al sótano así como un almacén para el carbón y un aseo. En la planta alta se hallan dos habitaciones, que se ubican sobre las de planta baja y que, al igual que ellas, cuentan con chimenea con tiros independientes; en la zona situada sobre el hall de entrada se encuentra un vestidor y sobre la cocina, un dormitorio de dimensiones inferiores y un baño. Finalmente, en la buhardilla se halla el dormitorio para el servicio y un almacén general.
Las viviendas se disponen de forma pareada, empleándose el muro medianero como de carga para las dos viviendas. Dichos muros de carga están resueltos en pie y medio de ladrillo macizo y mampostería. Los forjados se resuelven con vigas de madera y entarimado como material de solería. La cubierta se resuelve a dos aguas, terminada en teja plana sobre pared de madera. Del tejado principal emergen tanto a fachada como hacia el patio trasero ventanas abuhardilladas con cubiertas contrarias y hastiales a fachada. Cabe destacar la austeridad en el tratamiento interior y la decoración de las mismas. Destaca, entre otros elementos, la chimenea, que cuenta con cuatro tiros independientes ejecutados en material cerámico.
La escalera es claramente británica. Su construcción en madera, con barandilla de madera igualmente, de un solo tramo en planta baja, pintada de blanco, forrado con duelas de madera el triángulo lateral, es una copia de las casas inglesas de finales del XIX, con poca fachada y tratamiento similar para las escaleras. Los suelos son entarimados de madera, a veces embreada lo que la hace contrastar con la blancura de las paredes o las barandillas; estos entarimados están muchas veces enmoquetados. Los cierras ingleses, construidos en una reforma posterior, están tratados al igual que los miradores británicos, con tres ventanales en caras a 120º, con pequeños cristales y cortinas interiores que proporcionan una luz tamizada y agradable.
El alzado de esta alineación de casas es muy bonito y recoge la idea victoriana de la «terraced house» muy simplificada y completamente blanca. Los huecos son tradicionales ingleses, verticales, con ventanas de madera acristaladas y postigos interiores pero presentan un recercado enfoscado y blanqueado que las refuerza y les da mayor carácter. El hueco del doblado es horizontal, para obtener mayor iluminación. Los bajantes están resueltos por el exterior, al estilo británico y las puertas de entrada son de claro diseño inglés, con montante acristalado superior, macizo inferior recuadrado y el resto acristalado, con postigo. Las chimeneas son específicamente inglesas, de ladrillo, con basamento regruesado, moldura central saliente y remate con pequeña cornisa. Dentro de ellas, cuatro tubos cerámicos conducen independientemente los tiros de las cuatro chimeneas de la casa. En apariencia son claramente extranjeras estas viviendas, pero sobrias y frías en su tratamiento austero de ausencia de adornos y molduras y empleo de la cal, frente al ladrillo rojo, la madera oscura y la teja roja en paramentos verticales al uso en Inglaterra. No se construyeron asimismo en principio los miradores exteriores de tres caras comunes a toda construcción inglesa, en aras de la sobriedad. Estos miradores se colocaron con posterioridad en algunas casas. La carpintería y los bajantes se pintaron de color verde, así como las cornisas de madera de la cubierta, lo que claramente difería de los tratamientos blancos ingleses. Pero es en el interior donde se aprecia un mundo ajeno a la construcción española (Aguilera, et al., 2003).
De estas casas alineadas y en la segunda etapa, de alrededor de 1895, se construyeron unas variantes con tejado a dos aguas, a la calle y a patio, y sin el altillo o doblado en última planta
Entre las últimas construcciones realizadas en el barrio de Bellavista, se encuentran los llamados "Bungalows". Se trata, al contrario que las viviendas anteriormente descritas, de edificaciones de una planta de altura que cuentan con dos crujías paralelas a la calle y, a diferencia de las viviendas de tres plantas, con dos cuerpos alargados hacia la zona trasera que dejan un patio central. El acceso a la vivienda se encontraba en el centro de la fachada, conectando con un vestíbulo al que abrían dos dormitorios, solución repetida en la Arquitectura tradicional andaluza.
El vestíbulo se continúa en la segunda crujía abriéndose a él dos dormitorios similares. Contaban con chimeneas resueltas dos a dos y con tiros independientes. Uno de los dormitorios traseros, que tiene el uso de sala, comunica con la cocina y el almacén. Inicialmente el ala trasera opuesta tenía su acceso a través del patio teniendo como uso el de dormitorio para el servicio, hallándose allí mismo el retrete y un almacén decarbón. El cuarto de baño tenía su acceso tanto desde el patio como desde uno de los dormitorios traseros.
La necesidad de iluminar y ventilar de forma natural los dormitorios traseros fue resuelta utilizando las fachadas laterales, con lo que estos bungalows se construyeron de dos en dos. Destacar, entre los elementos constructivos más importantes, las carpinterías de madera con característicos postigos y mosquiteros incluso en la puerta de acceso. La principal característica, sin embargo, eran las marquesinas que aparecían en las fachadas de las mismas. Se trata de unos porches o uverendahs" ejecutados con cubierta de madera en tabloncillos que descansan en vigas de madera delanteras que apoyan sobre pilares del mismo material. Los cartabones curvos a modo de refuerzo en las esquinas dan una imagen típica del conjunto y que cuenta con claros referentes en la arquitectura colonial inglesa tanto residencial como civil. La barandilla de madera, sita en el borde realizada con aspas en el mismo material, es igualmente reseñable. Elementos tales como celosías de madera entrecruzada por la que discurre y crecen los elementos vegetales, no deben ser olvidados, ya que son parte del modo de vida natural defendido por los habitantes del barrio.
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